Ricardo Darín, protagonista de la serie apocalíptica de Netflix ‘El Eternauta’: “Estamos muy domesticados y eso le conviene a los poderosos para manipularnos”

Es sin duda el actor argentino más querido en España y el que más éxitos de taquilla ha protagonizado, desde El secreto de sus ojos a El hijo de la novia, pasando por Relatos salvajes.

Ahora, Ricardo Darín se mete en la piel de Juan Salvo, uno de los personajes más icónicos de la historia del cómic de su país y protagonista de El Eternauta, en la superproducción que ha hecho Netflix en formato serie sobre la obra de culto de Héctor Oesterheld.

En ella, un grupo de amigos se enfrenta al apocalipsis en Buenos Aires después de un apagón generalizado y la caída de una extraña nevada cuyos copos provocan la muerte instantánea por contacto. Ese será el principio de una historia de supervivencia en la que nadie se salvará sin la ayuda de los otros.

Ricardo Darín como Juan Salvo en 'El Eternauta'. (Netflix)

-Pregunta: ¿Por qué cree que ha tardado tanto tiempo en materializarse una adaptación de El Eternauta?

-Respuesta: Creo que el nivel de exigencia que tenía era brutal. La historieta, llevada al audiovisual, no solo obligaba a un compromiso con ella, sino también que pudiera ser financiada. Es realmente una aventura muy costosa, que requiere de inversión, de trabajo, de producción. Así que no era fácil. Al principio las intenciones eran convertirla en un largometraje, pero todos los intentos fallaron, creo que en los inicios por una cuestión de derechos. Pero cuando Netflix decidió tirar para adelante, con ese gran aparato presupuestario que tiene y su influencia a nivel global, finalmente se ha hecho realidad.

Una superproducción argentina con el sello Netflix

-P: Además, se apuesta por una producción de espíritu muy argentino.

-R: Es una suerte que, desde el principio, quisieran mantener ese espíritu. Imagina, una historia de hace tantos años, tan local, que de la mano de Francisco Ramos se apostara por ella, quisieran darle vida. Nosotros tenemos que estar no solo orgullosos, sino también agradecidos.

Se habla mucho en contra de las plataformas por un motivo u otro y, la verdad es que, para ser justos, hay que reconocer cuáles son las oportunidades que están ofreciendo.

-P: Sobre todo en un momento como el que atraviesa la producción audiovisual argentina…

-R: La aparición de las plataformas es lo que ha permitido que se lleven adelante proyectos que, de otra manera, en este momento, no se podrían hacer. Y no estoy hablando solo de El Eternauta, que la considero como una pieza especial dentro de este engranaje. Estoy hablando de presupuestos más pequeños y de proyectos interesantes. Detrás de El Eternauta tenía que haber entusiasmo, decisión y la visión de verla hecho realidad. Y la decisión de correr riesgos.

'El Eternauta'. Ricardo Darín frente a la nieve tóxica (Marcos Ludevid/Netflix ©2025)

-P: ¿Qué cree que significa la aparición de esta serie justo en este momento?

-R: Yo creo que la interpretación de las obras en determinado momento es algo que tenemos superado, aunque no por eso las cargue de nuevos significados. Es decir, el espectador va a encontrar en El Eternauta la posibilidad de resignificar y buscar paralelismos con la actualidad, tantos como quiera. Porque en ella tenemos de todo: nieve tóxica, abandono, grupos aislados, mezquindad, pero también solidaridad, lucha contra lo desconocido, agresiones y hostilidades. Cada uno va a darle un sentido porque son muchas las capas que contiene, y eso es fantástico.

Una obra tan humana como política

-P: El autor de la obra, Héctor Germán Oesterheld, también tiene un significado especial a nivel político, porque fue uno de los desaparecidos durante la dictadura.

-R: Hay una cosa que agradezco mucho, y es que fuera invitado a participar en la mesa de los creadores y los guionistas. Y creo que eligieron el camino adecuado: no olvidar nada, no tachar nada, pero no enfatizar demasiado nada, tampoco. Es decir, ir por un camino central que nos permitiera hablar de lo que es la historia de una comunidad en un contexto de ciencia ficción, cuando se ve amenazada por una invasión desconocida que produce una nieve tóxica que te toca y te mata. Y, a partir de eso, las distintas formas de afrontarlo, cómo reaccionamos todos ante determinadas emergencias o situaciones límite.

Así que creo que hay un mosaico de interpretación variado. Si además queremos introducir un análisis político, también lo podemos hacer, porque hay de dónde agarrarse, tanto ahora como lo que ocurrió en su momento. Oesterheld lanzó un mensaje bonito, que nadie se salva solo, que es importante la solidaridad y el compromiso con el otro, con el hermano, con el igual, con todos los que forman parte de nuestro entorno.

-P: ¿Cómo fue para usted meterse en la piel de Juan Salvo, un personaje tan icónico?

-R: No sé, es raro. Imagínate lo que ha pasado desde el año 1957, cuando un señor se puso a escribir poco a poco unas viñetas donde aparecían unos ciudadanos amenazados por la hostilidad del universo.

Para mí, subirme a esta historia es como cuando te invitan a una aventura, es como si te dijeran, ¿quieres acompañarme a un safari por África? Y cuando empecé a darme cuenta de quiénes estaban a cargo de esta locura y el respeto con el que la estaban haciendo, entonces no tuve dudas. Lo he hecho con mucho entusiasmo, a pesar de que nunca había hecho ciencia ficción en mi vida y estaba constantemente aprendiendo.

El cómic de culto original.

-P: ¿Cree que lo local es lo más universal?

-R: Totalmente, no hay forma de ser más universal que cuando cuentas en profundidad lo que ocurre en una comunidad determinada. Es la única forma de identificarse con los demás.

-P: ¿De qué forma dialoga la serie con la historia original y cómo la actualiza?

-R: Los responsables han sido muy prudentes a la hora de avanzar en una versión nueva y han sido muy profesionales, serios y amorosos con la historieta original. Y eso no es fácil, sobre todo cuando quieres trasladar algo que se escribió entre 1957 y 1959. Así que todo lo han planteado con mucha inteligencia, entre lo íntimo y lo espectacular, entre la acción y la parte más humana, entre lo inesperado y lo desconocido y cómo se reacciona ante eso.

-P: Cuando ocurrió la pandemia se decía que íbamos a salir mejores…

-R: Yo fui uno de los ingenuos que pensó así, que íbamos a salir mejores, más sabios, más sensibles. Que íbamos a entender más al vecino, al que, a lo mejor, ni saludamos cuando nos lo cruzamos por la calle. Y mucho de eso ha quedado, a lo mejor ahora le pregunto a mi vecino cómo está. Pero la sensibilidad es algo que hay que ejercitar día a día y eso está relacionado con no naturalizar ni normalizar lo que vemos en la calle.

A mí me asusta ver cómo nos vamos acostumbrando a ver gente durmiendo en las calles, a familias a la intemperie. Pienso, ¿qué nos pasa, estamos absolutamente deshumanizados? Vemos eso, nos hacemos un té calentito y nos metemos en la cama hasta el otro día y no pensamos más en ello. Es algo que ocurre de forma colectiva, que nos impide lo que deberíamos hacer como ciudadanos: exigir. Estamos muy domesticados, ya entendimos qué podemos hacer y qué no nos dejan hacer, qué está multado o penado, pero nos hemos olvidado de que tenemos derecho a exigir, porque pagamos impuestos y aceptamos las leyes de convivencia democrática. Y en esa bola de ideas, una de ellas es que tenemos derecho a exigir, y deberíamos exigir que esas cosas dejaran de existir.

El poder de la lucha conjunta, uno de los temas fundamentales de 'El Eternauta'. (Netflix)

-P: Todos, además, estamos asfixiados y un poco frustrados.

-R: Claro. Igual dentro de un tiempo nos volvemos a encontrar y retomamos esta charla, ¿qué pasó con la humanidad?, ¿vamos a mejor o a peor? No sé qué va a pasar, pero tocaste un punto sensible, que se suponía que en la pandemia íbamos a salir mejores, y eso no ocurrió, yo también lo siento y lo lamento.

-P: El Eternauta habla precisamente de eso, de cómo en las situaciones límites podemos ayudarnos, pero también que se puede sacar lo peor de la gente a la hora de sobrevivir a cualquier precio.

-R: El Eternauta lo muestra todo, todo lo pone sobre la mesa, tiene esa capacidad y cada uno puede identificarse con una cosa o con otra. Y cada vez que un producto te ayuda a reflexionar yo lo valoro mucho, porque no se trata solo de diversión, no es entretenimiento, es una cosa en la que te quedas pensando. Por eso la cultura es tan importante, yo cada vez me siento más rico, la valoro más.

-P: Sin embargo, la cultura es lo que menos se apoya y lo primero que ciertos gobiernos “se quieren cargar”.

-R: ¿Y por qué será? Porque la cuando la gente piensa menos, es más dócil y es más fácilmente manipulable, está más cerca de ser sometida y domesticada. Estamos muy domesticados, y eso les conviene a los poderosos que manejan nuestros destinos.