Mario Casas: “El teatro más poderoso es el de la Argentina”

“Nada de preguntas sobre relaciones pasadas o actuales, por favor”, se oye. Siguiente acto: se escucha un rezongo del muchacho en cuestión con su equipo: “Imaginate tanto trabajo para que después saquen solo esa frase y se desparrame por los portales”, dice.

¿Qué pasó? ¿Quién y qué le preguntaron? No podemos seguir esa charla, porque no sería nada más parecido a un interrogatorio que una entrevista. El actor español Mario Casas está ahí, parado, y repentinamente da una media vuelta, nos dedica una enorme sonrisa y pregunta cómo estamos.

Mientras tanto, en Buenos Aires, en este mismo hotel está hospedado también Joaquin Sabina a propósito de los shows despedida Hola y adiós. A unas cuadras, nos cruzamos con Carolina Herrera hija, quien llegó por la inauguración de la muestra El aire vacilaba a su alrededor, que es parte de su programa Celebrating Women in the Arts, en el Museo Sívori. Así es la postal de esta ciudad que abraza con efusividad a los artistas y le promete a todo aquel que componga una carrera contar con un grupito de pertenencia en la puerta esperando por el saludo.

Casas en una escena de

Cuando nos enteramos de la llegada de Mario Casas, Google Imágenes despista y lo confundimos con el actor de la serie Chicago Fire, Alberto Rosende. Ah, no. ¿Cómo se compone una carrera en una sociedad digitada por imágenes? Donde todas las personas se nos hacen conocidas aunque no sabemos de dónde. O tal vez, cómo vamos articulando ciertos rostros que nos parecen conocidos.

Pero enseguida las búsquedas de información y de videos arrojan una carrera con trayectoria: Casas, que presume una cuenta de Instagram con 7.3 millones de seguidores, es coprotagonista junto a, de pie, Raphael, de la maravillosa sátira que filmó Alex de la Iglesia llamada Mi gran noche, en 2015.

Que debutó como director en Mi soledad tiene alas, en 2023, un retrato muy personal protagonizado por su hermano Oscar Casas, y este mes estrena en los cines Muy lejos, el film donde lo dirigió Gerard Oms. Para quienes van a destiempo con los estrenos en las plataformas de streaming, el actor nacido en La Coruña hace 38 años está muy presente en Netflix, por ejemplo en las producciones de Bird Box Barcelona, El practicante, Hogar y El inocente. También se lo puede ver on demand en No matarás, el film de David Victori por el que Mario Casas se hizo del Premio Goya como Mejor Actor Protagonista.

Casas es parte de una rutina audiovisual que lo hace tener presente. En las últimas semanas cobró mayor protagonismo por estos lares porque anunció que vendría a Buenos Aires a presentar la fragancia de Antonio Banderas. Previo paso por Chile, Casas saludó a los invitados de una experiencia olfativa convocada por Puig, la empresa española de moda y belleza que gestiona la línea de Banderas, en el hotel Four Seasons. Al día siguiente posó en el cocktail en su honor en un edificio del año 1912 ubicado en Reconquista 46, en el distrito financiero de la ciudad. Allí lo tomó del brazo Pampita, lo abrazó el Pollo Alvarez, caminó junto a Stefanía Roitman, la embajadora de la línea femenina del perfume.

Veinticuatro horas con Mario Casas permiten sacar conclusiones mirando sus atuendos: es un hombre de clásicos, se ve. El Levi’s 501 y camisa de denim, primero; luego, un ambo negro y camiseta blanca. Evita el cinturón, parece. A la entrevista llega con mocasines y jean tiro alto, tobillero y una remera blanca que permite divisar unas cuantas rutinas de gimnasio encima, siempre acompañado por un peinado que referencia el estilo juvenil de los años 50. Después de cruzarlo varias veces el último día, justo antes de tomarse el avión de regreso a su hogar, se sienta a conversar con LA NACION.

–¿Cómo lográs combinar los roles de la actuación y la dirección?

–Lo bueno que tenemos los actores que entramos en la dirección es que podemos hacer las dos cosas. Al final es más trabajo. A mi me gusta escribir también los proyectos que hago, estoy intentando, ya que me involucro en el guion, como director y como protagonista, sumergirme en la producción de los proyectos que me gustaría hacer, pero a lo mejor no me llegan. Por eso te digo que tenemos algo en común con Antonio y de conversaciones que hemos tenido, él me empujó cuando yo le dije que quería dirigir. “Hazlo, hazlo”, me dijo, y yo no soy un culo inquieto. No es que me aburra rápido, soy géminis y tiene que ver bastante el signo conmigo porque me gusta hacer muchas cosas. ¡Entonces si soy actor porque no intentar dirigir, escribir, producir! Creo que me gusta hacer muchas más cosas y sobre todo conocer el trabajo que hago, más ramas, no solo la interpretación.

–La mirada desde acá es la cantidad de artistas argentinos en España, en especial haciendo temporada teatral y en películas. ¿Cómo lo ven ustedes?

–En mi experiencia, es una comunidad que se vive como una hermandad, hay algo en que nos parecemos muchísimo en la manera de ser. Aquí, cada vez que he venido, me encontré con gente maravillosa, tuve una experiencia buenísima. Estuve por trabajo dos veces y son personas que solo te abrazan, hay mucho cariño y no paran de alimentarme constantemente. En este viaje fue con los alfajores, ¡por dios! Voy a comprarme una maleta nueva para llevarlos. Y la verdad que en España hacemos lo mismo, nos gusta mucho recibir a la gente, enseñarles el lugar, la cultura, siempre con los brazos abiertos. En la cultura argentina hay algo en el acting, del teatro más poderoso y el teatro es Argentina, el de aquí, yo creo que casi es el mejor teatro que hay en el mundo. Yo siento que los españoles siempre hemos querido aprender mucho. Cuando yo empecé en la Escuela de Arte Dramático, en Madrid, en las clases de interpretación de Cristina Rota, constantemente nos hablaban de los actores y del teatro de aquí, entonces al final es una referencia para nosotros.

–Muchos de tus proyectos son con Netflix. ¿Cuál es tu reflexión con respecto a la transformación en el consumo de las industrias culturales?

–Yo lo consumo y me fascina. Tenés todo tipo de cine, de series, tenés opción de todo. Del cine más indie, más comercial hasta realities. Yo voy al cine todas las semanas igual, pero puedo hablar de mis compañeros, de la industria, y es que hay mucha gente trabajando en las plataformas. Antes había falta de trabajo porque era cine o canales puntuales en TV. Una vez que entran las plataformas, es verdad que el producto es mucho más masivo y a veces mucho más comercial porque es necesario consumir, pero los equipos tienen más trabajo en todo el mundo. En España hay muchas series y películas, son técnicos y actores que se están ganando la vida y hay muchas más series y películas para que puedan trabajar. A mi me parece favorable. Al final, también puede convivir en esa mezcla entre el cine y la televisión.

Caracterizado como un fanático del fútbol en Muy lejos, que se estrenó en el Festival de Málaga, en marzo último

–¿Existe diferencias entre componer un personaje y representar una fragancia?

–No tanto. Aunque al ser embajador creo que eso está más asociado a Antonio, como ícono y líder de este proyecto. Es él quien compone este personaje, yo solo lo acompaño. Y me hace ilusión estar en este viaje, porque son muchísimos años ya. Somos amigos, nos reencontramos cada tanto.

–Gregorio Solá, el perfumista y director creativo de las fragancias de Puig, comentó que Antonio Banderas vive la creación de sus perfumes como un proceso cinematográfico y de teatro, de escena por escena. ¿Coincidís?

–La imagen de Antonio va mucho conmigo, al final, como actores y personalidades, tenemos mucho que ver y compartimos un perfil similar. Lógicamente yo como actor más joven, con una carrera bonita de la que pasaron ya 20 años desde que empecé como actor. Por eso tengo en común mucho de la mirada con Antonio, pero yo creo que el perfume también va muy bien conmigo y mi imagen para llegar a la gente. Somos bastantes similares.

–Sos tu debut en la pantalla grande también se asocia a Banderas.

–Conocí a Antonio en el cine, El camino de los ingleses (2006) es la película en la que fue director y también mi primer trabajo en cine. Rodamos en Málaga y después de eso no nos vimos tanto porque era muy niño aún, tenía 18 años. Pero después, cuando filmamos en Chile Los 33 (2015), la película de los mineros, pasamos mucho tiempo juntos. Las películas son muy personales, pasas mucho tiempo con las personas, son proyectos que unen, 24 horas durante dos o tres meses y ahí comenzamos a estar más tiempo juntos. Hace cuatro años que cuenta conmigo para su fragancia, que es su bebé, de las cosas más importantes que él tiene. Es alguien al que voy encontrando en mi vida todos los años y es importante, me imagino que yo también en la suya. Es quien me ha aportado muchas conversaciones. Me gusta mucho observar, mirar como es la gente que lleva tanto tiempo en esto y, en este caso, a un ícono como Antonio Banderas. Es un placer observar, y realmente lo que me quedó, y lo está demostrando quedándose ahora mismo en Málaga haciendo teatro, volviendo a sus raíces, al sitio que lo vio nacer, es alguien muy de la tierra, muy humilde. Tiene algo que lo convierte en un espejo donde mirarme.

–¿A Joaquín te lo cruzaste?

–¿Ah?

–A Joaquín Sabina

–No. ¿Está acá? ¡No sabía! Además no lo conozco personalmente.

–¡En el ideario que tenemos los comunes es que en la comunidad artística de un mismo territorio se conocen todos!

–No, no, jaja. ¡Qué maravilloso! ¿Te toca hablar con él también? Porque sabes que Joaquín Sabina es dios y ¡aquí estás con nadie!

–Nosotros somos muy intensos y valoramos mucho a los artistas que nos visitan. ¿Lo notaste?

–Si, pero Joaquin Sabina es dios.